domingo, 27 de noviembre de 2011

Cazuela de calamares en su tinta

Ayer encontré calamar gallego de potera y no puede resistir comprar un par de ellos bien limpios!

Se pica una cebolla mediana y tres dientes de ajo y se ponen a sofreir a fuego lento en una cazuela, mientras se pelan dos tomates pequeños a trozos que luego, cuando está la cebolla hecha, se añaden...
Lo bueno de picar cebolla es que cuando te pones a llorar, aprovechas ya por todas las lágrimas reprimidas y te dejas llevar... anda que no hay cosas por las que llorar y tantas veces nos aguantamos...
Llorar mientras partes la cebolla y remover luego la cazuela es una forma de reconciliarse con las cosas que nos pasan!



En una taza o cuenco se deslía la tinta del calamar con un vaso de vino tinto y se reserva: En la cazuela se añade ahora una cucharada de harina, que se fríe unos minutos y, luego, dos vasos de agua, se remueve y se añade el vino con la tinta. Se deja cocer unos cinco minutos -removiendo, removiendo la salsa y lo que nos remueve por dentro- y antes de que comience a hervir, se añaden los calamares en trozos y se rebaja el fuego. He añadido 2 galletas quely de sabor curry-madras en trocitos, para dar consistencia y sabor a la salsa. Se deja cocer a fuego lento durante un ahora aproximadamente, cuando los calamares estén blandos, entonces se prueba, se apaga el fuego y se da el punto de sal.

Ingredientes
  • 1 cebolla mediana,
  • 3 dientes de ajo,
  • 2 tomates,
  • 1 vaso de vino tinto,
  • 2 vasos de agua,
  • 2 galletas quely de curry
  • tinta, bolsitas adicionales...
  • 2 calamares grandes de potera, limpios y cortados en trozos!!!!!
siiii, aceite y sal, claro!
ummmmm..... toda la casa huele a la salsita!!!!

Homer y Langley, de E.L. Doctorow

Esta mañana he acabado este magnífico libro del que estuvimos hablando ayer, con pasión, un grupo de amigos. Gracias, Mercedes, por ponerlo encima de la mesa; creo que no sólo es un libro magnífico sino que el autor me va a gustar aún más en otras obras, como Ragtime o El Libro de Daniel.

Hommer y Langley está basado en un hecho real, (Artículo) de esos que, -como dice Almodóvar- demuestran que la realidad siempre supera a la ficción.

Una novela corta y sencilla pero con gran carga emocional, desde el comienzo se adivina o se conoce de antemano el final, que es conmovedor y que narra la relación entre dos hermanos, contada por uno de ellos, Homer, que es ciego y en la que nos va descubriendo su desconexión gradual con el mundo y con la sociedad que les rodean. Un mundo en constante cambio, visto desde la Quinta Avenida de NY, frente a un Central Park, inmutable, que sirve de contrapunto perfecto a los hechos, a la historia en evolución que abarca desde el final de la Primera Guerra Mundial a los años 70. Lo inmutable del parque y el cambio permanente de los episodios de la Historia (con mayúsculas) como marcos de referencia para la descripción de la rebeldía y del aislamiento voluntario de estos estos dos hermanos.


 Desde un punto de vista literario es fantástico ese punto de vista narrativo único, el de Homer; una perspectiva única con un tono uniforme, alejado de emociones intensas...frente a la muerte, a las amenazas o al sexo... que transmiten una inmensa sensación de soledad. Soledad porque no pasa nada, nada,mientras todo pasa: las dos grandes guerras, la persecuión a los judíos, a los japoneses, la guerra de Vietnam, el movimiento hippy; es la sensación de ver la historia pasar de forma ajena a la vida de estos dos hermanos, que permanecen inalterables en su demencia, que no dan un sentido a sus vidas, pase lo que pase, que viven en una realidad paralela.

La primera frase te atrapa, "Soy Homer, el hermano ciego", y la última, "¿Dónde está mi hermano?" te conmueve profundamente. Los hermanos Collyer se ven a si mismos como parte de un todo, como una unidad frente al mundo. "Langley, dije, ¿Yo soy tu sombra? En la oscuridad permanecía atento. Tú eres mi hermano, dijo."Son dos seres extraños a los que se les acaba queriendo, como lector/a, por su rebeldía frente al sistema, por su forma de apegarse a las cosas (aunque sea patológica), por su Ford T instalado en medio del comedor y porque se han creado un mundo propio en una ciudad, en un punto del planeta, que representa el centro del mundo, el centro de la Historia. Quizá si Langley no hubiera vuelto de la guerra tocado, Homer hubiera tenido una oportunidad pero es algo que no se plantea el hermano, que  nos planteamos los espectadores de la demencia y la degradación progresivas...

Los hermanos Collyer, en cuya historia está basada la novela, fueron una noticia periodística muy seguida por los medios en los años 40 en NY y en EEUU, hay fotos fantásticas de ellos y del estado de su casa en  Imágenes de los hermanos Collyer


Y... como el cerebro nos juega extrañas pasadas, me doy cuenta ahora de que estoy escribiendo esta reseña mientras escucho a Bob Dylan en Modern Times. ¿Qué conexión habrán hecho mis neuronas?




domingo, 20 de noviembre de 2011

Los días contados, de Miklós Bánfly

Acabo de terminar esta novela, más bien novelón, escrita en 1934 y que tiene lugar en los comienzos del siglo XX en Hungría.
Personajes con inquietudes que nos cuentan lo que les pasa y lo que pasa. El conde Bàlint Abády, protagonista de la novela, está en una plena tormenta política -la Hungría del Imperio- y pasional. Una Hungría, dominada y dominadora (la Transilvania de Rumanía) que está desmoronándose: cacerías, bailes, duelos, carreras... un mundo elitista, de terratenientes, que está a punto de desaparecer. Un amor imposile, al menos, de momento...

El libro te atrapa, por las emociones, por la historia, por la profundidad de los personajes... en el mejor estilo de la narrativa centroeuropea. Es la primera novela de lo que se denomina "Trilogía transilvana" (que se completa con Las almas juzgadas y El reino dividido)... leeré el siguiente porque quiero saber más de ellos, de Bálint, de Addy... de cómo esa época llena de glamur se va descomponiendo, de la pólítica húngara y sus choques con el nacionalismo... ¿Quién sabe? El pasado a veces tiene muchas cosas que mostrarnos para entender el presente!


La literatura húngara me mata y la caída del Imperio ha dado grandes novelas.

Coca mallorquina de verduras

No podía ser de otra manera... todos los amigos que habéis pasado por mi casa a lo largo de muchos años habéis probado mi coca de verduras, o la de mi madre, que sin duda, es insuperable! Así que tenía que empezar por la coca de verduras, adaptada a mi modo y a lo sencillo...

Lo mejor de hacer una buena coca, y digo hacerla, no comerla, es que implica masa, y amasar es una de esas cosas que nos une a la vida de forma natural. Nos hace sentirnos parte del mundo...

Masa de la coca
  • 1 tacita de aceite,
  • 1 tacita de leche templada,
  • 1 cucharada de azúcar,
  • 1 cucharada de levadura,
  • 1 pellizco de sal,
  • Harina... "la que tome!"... que es la mejor expresión de la cocina española... jaja.
Si estás en época de mudanza interior, si te sientes algo desconectada/o del mundo, dedícale 5 minutos a la masa, deja los utensilios de cocina y amasa con las manos (limpias, por favor!)... siéntela entre los dedos, verás como en nada, te sientes  reconectada/o de nuevo... Amasar nos pone los pies a tierra, nos devuelve a nuestro sitio en el mundo de una forma sencilla, sin pensar...

Cobertura de la coca


Se puede cubrir con acelgas, con pimientos rojos o, como me gusta a mi, con pimientos rojos y tomate, bien aliñada. Alguna amiga mía la utiliza de base de pizza y pone tomate, mozarella y jamón para sus hijos... A tu gusto!
Os voy a dar la receta de los ingredientes de la coca de trampó pero hay muchas más variantes...
  • 4 pimientos verdes,
  • 4 tomates de ensalada grandes y maduros,
  • 2 cebollas grandes, aceite para aliñar,
  • sal y pimienta.
Se lava toda la verdura y se corta en trozos pequeños, se aliña al gusto y se deja reposar; luego se coloca encima de la masa antes de meterla en el horno.



Hornear 30 mns en horno precalentado. Al sacarla del horno conviene regarla con un chorrito de aceite de oliva. Se puede comer caliente y recién o fría, unas horas más tarde. Sirve de aperitivo, de picoteo o como acompañamiento de un primer plato.